29 de octubre de 2020 | IDE | Por Marian Scheifler y Andres Garcia | Versión para imprimir
A finales de Octubre, la UNCTAD ha publicado el informe sobre la evolución de los flujos de IED en el mundo correspondientes al primer semestre del año 2020. El panorama, según lo esperado, es sombrío: la inversión global registra 399.000 millones de dólares, un 49% menos respecto al mismo periodo de 2019. Los descensos se han producido en todas las formas de IED, principalmente en proyectos greenfield anunciados, pero también en los acuerdos de financiación (project finance) transfronterizos y en las fusiones y adquisiciones.
El diferente comportamiento sectorial de la IED es, no obstante, notorio. Si bien las disminuciones de proyectos greenfield se produce en la mayor parte de los sectores industriales, el sector químico destaca por resiliente. Y en el componente de fusiones y adquisiciones, las operaciones en industrias digitales se incrementaron de forma significativa, en tanto las operaciones en el sector farmacéutico mundial disminuyeron un 46%.
Las economías desarrolladas han registrado los mayores descensos en la recepción de flujos de IED, alcanzando únicamente una cuarta parte del nivel del año precedente. Aunque los flujos recibidos por los países de la UE27, excluyendo el Reino Unido, han alcanzado los $133.000 millones, Europa en su conjunto ha presentado un nivel negativo por primera vez en la historia, cifrado en -$7.000 millones. Esta tendencia se ha visto agravada en Europa por los importantes flujos negativos registrados en algunas economías que ejercen de hubs de inversión, como Suiza y los Países Bajos.
En opinión del director de inversión y empresas de la UNCTAD, James Zhan, el impacto de las desinversiones en estos países de tránsito (conduit financial centres) se debe a que las multinacionales todavía se encuentran en una etapa de respuesta, más que de recuperación o de construcción de resiliencia. Esto supone que no se abordan reestructuraciones masivas de sistemas de producción, sino que se están pausando los proyectos y revisando las inversiones, y algunas multinacionales aprovechan para repatriar la liquidez a sus países de origen.
La situación en el resto de economías receptoras ha sido desigual. Las economías en desarrollo han registrado un comportamiento menos negativo de lo esperado (descenso del 16%); las economías en transición, en cambio, han sufrido un importante descenso (81%), lastradas por un fuerte recorte en Rusia.
En relación con el conjunto de los principales receptores de IED en 2019, Italia, Estados Unidos, Brasil y Australia han soportado las caídas más significativas en el primer semestre de 2020, junto a los mencionados Países Bajos y Reino Unido.
No obstante, UNCTAD mantiene las proyecciones realizadas durante la primera ola de la pandemia, cifradas en un reducción entre 30 y 40% de los flujos mundiales de inversión en 2020. Las tendencias hacia la estabilización e incluso reactivación de los impulsos inversores en algunas geografías desarrolladas conviven con la respuesta ante la segunda ola de la pandemia y las tensiones geopolíticas existentes, con un resultado de alta incertidumbre en el horizonte mundial. Mientras, en los países en desarrollo, aunque menos golpeadas por estos descensos, la IED sigue siendo la principal fuente de financiación externa, con las consecuencias derivadas en cuanto al retraso que se producirá para cerrar las brechas económicas y sociales de estos países.